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¿Native Cloud o Legacy Cloud?

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Llevábamos muchos años oyéndolo, se repetía como un mantra, “el futuro está en la nube”, ”la transición al cloud es inevitable”. Continuos estudios y análisis de mercado por parte de reconocidas consultoras nos planteaban un escenario de migración acelerado de modelos de negocios y procesos al cloud a corto plazo, era un tren al cual ninguna compañía o institución podía permitirse no subir. Desde Oasix compartimos plenamente este planteamiento.

Integradores, carriers, consultores y fabricantes han trabajado y creído en dicha transformación digital, el salto no era un salto de fe ciega, iba a ser tutelado.

La realidad es que si bien dicha transición sí se estaba produciendo, contemplando la totalidad de la foto de mercado, el ritmo no estaba siendo lo vertiginoso que se vaticinó. Los motivos, múltiples y variados, la mayoría lógicos y comprensibles. Cada entidad abordaba la evolución tecnológica según sus circunstancias se lo aconsejaban.

Hasta el 2020.

Transformación digital impuesta

La funesta pandemia global ha obligado a compañías y entidades a replantearse el “cómo” y “dónde” trabajar. En la mayoría de los casos ya no era una opción evolucionar, era una necesidad.

El salto tecnológico, auspiciado por la alta dirección y llevado a cabo a contrarreloj por los departamentos de IT, ha supuesto un acelerador para el cambio de mentalidad que antes o después tenía que llegar. El valor del cloud, por obligación, lo hemos entendido a la fuerza.

Lo que ya sabían y han tenido que salvar los responsables de IT de las organizaciones es que la migración de los sistemas de una compañía a la nube puede ser compleja y disruptiva.

El salto a un escenario ideal native cloud, donde las aplicaciones han sido creadas para nube desde el día uno, aportando ventajas de flexibilidad y acceso, objetivamente, no siempre es abordable desde un inicio.

Los factores que penalizan suelen repetirse: deadlines que afectan al modelo de negocio, falta de presupuesto, falta interna de recursos humanos o técnicos, sobrecarga de trabajo … y tal vez el más importante de todos: la dificultad de trasladar aplicaciones heredadas legacy a la nube en entorno native cloud.

Adaptar a entornos web native cloud, bien fuerza a un rediseño completo del código en los casos de desarrollos a medida usando contenedores o microservicios, o bien a intentar (y no siempre es posible) implementar las peculiaridades específicas de un cliente al servicio cloud de una comercialización estándar de terceros. Ambas opciones, si no se abordan con planificación y sin urgencias, conllevan su riesgo pudiendo afectar al modelo de procesos de la compañía.

Sumado a ello, con el paso al cloud, corremos la tentación de caer en la trampa del lock-in, quedar atrapados en la telaraña de un único proveedor. Esta dependencia condicionaría cualquier migración futura desde ese proveedor a una mejor alternativa de mercado: costes sustanciales, incompatibilidades técnicas …

Cloud diverso, efectivo y funcional

Entonces, ¿de qué modo puedo evolucionar a cloud sin afectar a mis procesos y modelo de negocio si de momento estoy muy lejos de poder dar ese salto a trabajar con aplicaciones cloud nativas?

La respuesta desde Oasix como opción primera es la migración a un entorno orquestado multicloud híbrido.

Las empresas y organizaciones ya cuentan con parte de sus servicios en clouds públicas – multicloud. De igual modo puede que no interese migrar ciertos servicios en una primera fase e interese mantenerlos onpremise – “híbrido”. Adicionalmente, toda la arquitectura resultante requerirá de una solución de gestión capaz de abordar eficientemente la automatización de procesos, el rendimiento, el control de costes y la seguridad – “orquestación”.

Los aplicativos heredados legacy, mediante una adecuada solución de virtualización de última generación (sin FW, ni tunelizaciones), se trasladarían al cloud para dar servicio a cualquiera que sea la ubicación desde la que se solicite el servicio (la propia empresa, instalaciones de terceros, domicilios particulares…). Contando con acceso a internet, el teletrabajo real pasará a ser una realidad.

Cualquiera que sea el aplicativo es migrable a la nube. Soluciones ERP, CRM, HHRR, Gestión documental, reconocimiento y archivado de facturas y albaranes, firma digital, ofimática, IA, IoT…. las posibilidades son tantas como procesos y aplicativos existan dentro de las organizaciones.

No solo la insólita situación que vivimos nos aboca a ello (el teletrabajo es una necesidad), sino que los beneficios del cloud que ya conocemos (mejora de costes, seguridad, escalabilidad, flexibilidad, conectividad ininterrumpida, entorno global…) y los que van surgiendo día a día siguen marcando como meta esa migración del core de servicios de una empresa al cloud.

Este nuevo escenario cloud es una oportunidad no solo de evolución tecnológica, sino desde un punto de vista económico, una evolución en la gestión de costos. Debe contemplarse el paso de un modelo de gastos de capital (CapEx) a gastos operativos (OpEx) controlados, sin adquisiciones de equipamiento o elevados costes periódicos en licenciamientos. Un modelo aaSas a service, en pago por uso, sin compromisos de permanencia a ser posible.

En definitiva, sí es posible una migración de los procesos y aplicativos de su organización al cloud para la globalización de cualquier servicio, de un modo estable, seguro y con todas las ventajas que ofrece la nube sin necesidad de interminables y traumáticos cambios cargados de riesgo.

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